viernes, 20 de marzo de 2015

Pieles....

Cada mañana, nada más despertar me enredo con las pieles de mi abdomen. 
Al girarme en la cama mis pechos colgantes  van de un lado a otro como si no tuvieran voluntad ni fuerzas ya de quedarse en su sitio.
Hay días en que con sólo ser consciente del cuerpo amorfo que tengo me pongo a llorar nada más despertar. 
Otros aguanto hasta el momento en el que me enfrento al espejo. Me miro y no es una mujer de 30 años lo que veo en el reflejo.
Las estrías no me molestan, las marcas de mi guerra personal que pueda tener están bien ahí dónde están, pues son la señal de mi batalla. Son estas pieles sobrantes desbordándose por todo mi cuerpo las que me destruyen cada día un poquito más. 

Hoy hay clase de Body Combat. No iré. Me encanta, pero a las pieles sobrantes de mis brazos no. Entre los ¡¡JA!! y los ¡¡JIA!! se van enrojeciendo y dando dolor con cada roce. Cada patada en alto choca con mi abdomen colgante y es como una puñalada en el corazón. 
Un recuerdo constante de que ahí están para hacerme la vida imposible.

Hoy hemos quedado para salir de fiesta, primero iré de compras. Odisea, encontrar unas bragas que escondan todo "esto". Después mirar el resto de ropa. Sé que os lo digo a diario pero...¡¡¡OS ODIO PIELES!! 
Toda la ropa me queda mal, lo que no hace que me sobresalga por un lado, hace que me sobresalga por el otro.
A veces pienso que me gustaba más con más kilos...
Encuentro algo que no me termina de disgustar del todo. ¿Tras cuántas horas de prueba? Estoy exhausta. 
Por fin salimos de noche. Hay mucha chica guapa. Alguna creo que me ha echado el ojo. 
Si supiera lo que hay debajo del vestido.... Echaría a correr sin mirar atrás. Ya me ha pasado antes.
Fuera del vestido tengo 30 años, dentro.... casi 100.
Llego a casa, no he podido dejar que se acerquen más de lo normal. Tengo que mantener mi perímetro de distancia, no vayan a descubrir el horror que hay tras las telas estudiadas de mi ropa.

Visita a mis aitites. Cada vez que amama me ve sin ropa se echa a llorar. Me pregunta una y otra vez porqué me dejan con este cuerpo con el que nadie me va a querer jamás. Intento mantener las estacadas, estar firme y fuerte, pero ella tiene muy mal la memoria y la frase se repite cada cinco minutos durante unas eternas horas recordándome el monstruo de cuerpo en el que vivo. 
Y cada día que la visito es igual, ella llora cuando me ve y yo lloro cuando ella ya no me ve. 

Llegó el verano. La playa, los trajes de baño, los bikinis. Toca tirarse un día entero; mañana tarde y casi noche buscando en Decathlon, El corte inglés o donde sea algo donde no me vaya desparramando por cada costado. 
Dolor    
Tristeza
  Odio

Vivo encerrada en un cuerpo que no considero mío. 
Cuando cierro los ojos, cuando sueño despierta o dormida, tengo un cuerpo normal. Unas veces con una talla 44, otras con una 40... Mis curvas no me importan. Soy feliz. Pero en esos mis sueños, ya no tengo el lastre que son las pieles. 
Deseo que algún día me despierten de esta pesadilla que se lleva repitiendo cada día desde hace cinco años. 
Mientras tanto, me limpiaré este ombligo que tanto duele, tanto tira y tanto supura. Agua, jabón, un bastoncillo, betadine y mucha, mucha paciencia. 
Espero a que actúe mientras mis lagrimas caen lentamente una vez más.

4 comentarios:

  1. Joder Zi, es tremendo, yo lloro contigo cada vez que te leo... Abrazos apretaos. con o sin pieles.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Guapi empatizas un montón por lo que veo, gracias por leerme y por tu apoyo ;)

      Eliminar
  2. Me siento muy identificada, ya que tampoco estoy muy contenta con mi cuerpo, así que tus palabras las he sentido como si fuesen mías.
    Animo, y te sigo.
    un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Kerry Ann ya he dado a seguir tu blog y de este modo te leeré :P Besos

      Eliminar