lunes, 26 de enero de 2015

¿Porque vegan?

  (Maquillaje inspirado en las riquísimas berenjenas)

¿Porque vegan?

Mucha gente se pregunta porqué alguien se hace vegano, yo era una de ellas.
Cada persona llegó a este lado de Matrix de una manera diferente. Yo os contaré la mía.
Resulta que hace muchos años (Bueno, no tantos Zior) mi tía iba viajando en el autobús. 
Un hombre se puso a toser y a estornudar como si no hubiera mañana y sin poner la mano ni nada ¡¡Educación al canto!! Y la buena de mi tía, fue a echarle la bronca. 
Lo gracioso es que sus palabras fueron: 
-Póngase la mano hombre, que le puede contagiar a alguien lo que tenga, un poco de respeto!
Y tachaaaaaaaaaaan! 
El buen hombre le pegó la tuberculosis.
Por aquel entonces yo le daba clases particulares a mi prima, así que me pasaba media vida con ellas. 
Con lo cual, me tocó medicarme a mi también.
Nos dieron un medicamento llamado Rifinah (unas pastillas naranja butano que tenían de todo y nada bueno ¿o sí?)
El tratamiento de las pastillas era de nueve meses ¡¡Toma embarazo!! Y nos llevaron a hacer pruebas a toda la familia. 
¡¡Que bonito, todos juntos en amor y armonía pinchándonos...!!
Por aquel entonces, yo estaba más en los médicos que en mi propia casa, porque señoras y señores, me habían encontrado algo en los pulmones que no sabían si era un catarro mal curado o un cáncer. 
Si... ya sabéis... Mu majetes... ¬¬
Con lo cual, hasta no saber exactamente lo que tenía en mis pulmones, no me podía medicar, pero mi tía si.
Hacía cosas raras la mujer como alimentarse solo de mandarinas y de dulces ¡¡Devoraba el dulce como si no hubiera un mañana!! Y lo cojonudo del caso es que ¡¡No le gusta el dulce!!
Uno de los días que fuí a su casa, me encontré en la nevera un cartel con animalitos en el que ponía ¡¡No nos comáis!!

Sinceramente, yo alucinaba porque mi tia de toda la vida ha comido animales... Pero bueno... Oye, ella sabía lo que hacía.
El caso es que cuando ya supieron qué era lo de mis pulmones, me mandaron empezar a mi con las pastillas.
Eso de empezar a hacer un pis naranja fosfo, mocos naranja fosfo... Y así con todo lo que saliera de mi cuerpo. 
Después la intolerancia absoluta al alcohol.
Más tarde, el dichoso olor a lo dulce ¡¡Podía oler una pastelería a kilómetros!! Y yo, como no, a dieta.
Y finalmente, entre otras cosas, empezó mi repulsión por el olor a cadáver.
Todo ¡¡Absolutamente todo!!  lo que hubiera sido un animal o parte de el, olía a cadáver putrefacto.
Sabía perfectamente que vecinos estaban comiendo carne o pescado. 
Hay algunos olores, como el de la carne picada que no los he vuelto a oler de una forma "normal". Me tengo que tapar la nariz porque me huele muy muy mal.
Ahí comprendí todas las "rarezas" de mi tía. Y le pregunté.
Me explicó que todo lo que yo iba sintiendo eran cosas de las pastillas y aluciné.
Me dio mucho que pensar porque... Yo no me podía alimentar de dulces como mi tia, me las tenía que ingeniar.
Me di cuenta de que a todo le echaba cadáveres; macarrones con chorizo, ensalada con bonito y chaca, gildas con anchoas, etc. etc. etc.
Una vasca adoradora del pescado con algo en la nariz que te hace querer vomitar. 
No os imagináis lo que fue la semana grande de Bilbao ese año, mi peor Aste Nagusi.
Y como estaba más perdida que un pulpo en un garaje, me decidí a entrar en un foro de los raros de los vegetarianos.
Al entrar, miré las comidas y ¡¡Ay ama!! Tofu, tempeh, seitán.... ¿¿¿¿Queeeeee???? ¿¿De qué estaban hablando?? 
No me enteraba de nada, así que para amenizar, me puse a leer porqué se habían hecho vegetarianos.
Y cuanto más leía, peor llevaba todo. Ahí fue cuando ya no era un pescado, era un pez. No era un filete, era una vaquita.... Y ya no pude volver a comer un animal.
Mi tía volvió a comer animales, pero yo ya no pude.
Lloraba y lloraba pensando en que me había pasado toda mi vida comiendo cadáveres y ¡¡disfrutando de ello!!
Me sentía la peor mierda del mundo, por haber comido con los ojos cerrados, por haber pasado de la vida de otro ser para alimentar mi gula. 
Peeeeeeeeeeeeeeeeero
Seguía tomando huevos y queso.
¡¡Ay el queso!! 
No conozco a nadie mas yonki del queso que la menda lerenda. Y como no comía animales, todas las opciones que había para comer eran queso y queso y más queso ( Y yo llorando.... ya ya....)
Me puse a queso puff, que me salía por las orejas. Y mi otro plato favorito ¡¡La tortilla de patata!! 
Me pasé seis años alimentándome de muchiiiiisimas tortillas y muchiiiiiiiiiiiisimo queso.
Pero comencé con un médico estupendo y maravilloso que me dijo que el queso y CUALQUIER tipo de lácteo era veneno.  Veneno puro. Y que para mi, aún lo era más. 
Y al principio me lo tomé como una dieta. Que.... cada dos por tres mandaba a paseo.
Pero una de las veces que fui a visitar al buen señor, se me puso a llorar. 
Y me pidió que POR FAVOR no volviera a tomar NUNCA MÁS ningún lácteo. 
Me dio todo tipo de explicaciones, y yo... Pues sobre todo me tocó el corazoncito. 
De modo que me armé de valor y me puse unos cuantos vídeos sobre la crueldad de la industria láctea y tras mucho llorar, decidí hacerme vegana. 
Ahora pienso en muchas cosas, y tenía muchos boletos para acabar vegana algún día.
Pero también para seguir alimentándome de aquel modo.

Sé que mi peor pesadilla en el mundo sería volver a engordar como estuve en su día, pero la mayor tortura sería tener que volver a comerme un animal.

Y bueno, esa es mi historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario